Frente
al implacable ataque de la competencia mundial, la industria no debe decidir si
debe cambiar, sino cómo debe ser ese cambio. Dejar las cosas como están es una
opción fatal, pudiendo sólo elegir entre controlar el propio cambio o permitir
que lo controle la competencia. Naturalmente que el sistema Just-in-Time no es
lo único que necesita una empresa para competir, pero es ya evidente que nadie
seguirá siendo competitivo por mucho tiempo sin las posibilidades de avance que
dicho sistema ofrece. No importa cuán elevado sea el desempeño actual,
cualquier disminución en el esfuerzo dará como resultado pérdida en la
posición, por tal motivo la mejora continua es un imperativo presente en los
negocios, y debe ser buscado con vigor.
Empresas
líderes de todo el mundo han adoptado ésta nueva filosofía de gestión, dando
lugar a unos avances extraordinarios en materia de calidad, agilidad en las
entregas y costes.
Una
excelente forma de comprender las posibilidades del sistema Just-in-Time
(conocido también como Sistema de Producción Toyota) es imaginar un oleoducto
que recorra toda la fábrica. En un de los extremos pagamos a nuestros
proveedores el material que entra en el oleoducto. En el otro extremo, nuestros
clientes nos pagan los productos que les enviamos. Nuestro objetivo es reducir
el plazo entre el pago, en un extremo, y el cobro, en el otro. Por tanto,
necesitamos mover el material a lo largo del oleoducto con mayor rapidez. Un
oleoducto grueso nos permitirá hacer envíos, pero lentamente. Con un oleoducto
más delgado podemos conseguir la misma tasa de envíos si aceleramos la
velocidad de flujo en su interior. Si nuestro plazo de producción es menor,
podremos además responder mejor a los cambios que se originen en el mercado.
La
manufactura Just-in-Time es una extensión del concepto original de la
administración del flujo de materiales para reducir los niveles de inventario.
Sin embargo, existen muchas más cosas involucradas en una empresa de
manufactura, además de reducir los inventarios para obtener el control de los
costos. La manufactura tiene que ver con otros asuntos, como la regulación del
proceso, el nivel de automatización, la manufactura flexible, el
establecimiento de tiempos de arranque para maquinaria, la productividad de la
mano de obra directa, los gastos de administración, la administración de los
proveedores, el soporte de ingeniería y la calidad del producto que debe ser
entregado a los clientes.
La
empresa moderna de manufactura debe manejar eficientemente estas cuestiones con
el objeto de operar los departamentos de una manera ligera, productiva y con
orientación hacia la calidad.
La
manufactura ya no es una cuestión de carácter local. Los adelantos en la
comunicación y el transporte han disminuido enormemente las distancias de
nuestro mundo, y la manufactura debe considerarse ahora como un asunto de
índole mundial. Así pues, para mantener su ventaja competitiva, las empresas
comprometidas deben hacer frente a la dificultad de abatir los costos y mejorar
sus niveles de calidad. Una manera de hacer ello factible es reduciendo los
desembolsos en cuanto a los materiales y la mano de obra requeridos para
generar el producto. Éstos son los factores evidentes que , en general, se
consideran, pero no reflejan la totalidad de la situación. Incluidos en la
ecuación de los costos deberían estar los de administración asociados con el
proceso de integración de un producto, ya que inclinan la balanza hacia un lado
particular de la implantación.
Es
sumamente importante utilizar en la manufactura la estrategia adecuada. La
mayoría de las empresas cuentan con una estrategia de producto y con varias
estrategias de ventas y mercadotecnia, pero son demasiado pobres en lo que
respecta a la estrategia de manufactura. Fracasan cuando desarrollan un
producto, lo introducen al mercado y enfrentan a la competencia, porque su
costo es muy elevado, porque no pueden producir el volumen requerido o porque
sus niveles de calidad no son aceptables.
Los
productos elaborados en una empresa de manufactura llevan implícitas tres
variables de costos: materiales, mano de obra y costos administrativos. La de
materiales está integrada por los costos de la materiales utilizados en la
elaboración del producto. La mano de obra son las horas invertidas en el
ensamble y prueba del producto. La de administración incluye el costo de la
elaboración, los pagos a los bancos por concepto de intereses por los equipos
adquiridos para elaborar el producto, y los costos del dinero invertido en el
inventario. Con unas cuantas excepciones, el contenido de materiales en el
producto es la parte más importante del costo del mismo. El siguiente es el
administrativo, y el menor de los tres, el de la mano de obra. En la
manufactura, las tres variables deben ser administradas con objeto de obtener
el costo más bajo sin comprometer la calidad de los productos entregados a los
consumidores. El Just-in-Time da un enfoque semejante a las tres variables: las
entiende y disminuye los costos al utilizar el sentido común, y procedimientos
sencillos; de esta suerte, corta de tajo todo aquello que no es necesario.
2.
Ventaja competitiva
La
elaboración de una estrategia competitiva a nivel de negocio supone definir
aquella o aquellas variables en que se quiere ser superior a la competencia y
que hacen que los clientes compren nuestros productos y no los de aquélla.
Podemos enumerar cinco variables que servirán de base para conseguir esa
ventaja competitiva: coste, calidad, servicio, flexibilidad e innovación.
Coste:
consiguiendo colocar en el mercado productos de bajo coste unitario
fabricándolos, por ejemplo, con sistemas de producción y distribución altamente
productivos, invirtiendo en equipos especializados que permitan la producción
en masa.
Calidad:
mediante el diseño de productos fiables y fabricando artículos sin defectos.
Llegando a conseguir el binomio marca-calidad. (Toyota en automóviles, Minolta
en máquinas fotográficas, Seiko en relojes).
Servicio:
asegurando los compromisos de entrega de los productos tanto en cantidad como
en fecha y precio. Dando unos niveles de asistencia post-venta adecuados.
Flexibilidad:
siendo capaces de adaptarse a las variaciones de la demanda, a los cambios en
el mercado, en la tecnología, modificando los productos o los volúmenes de
producción.
Innovación:
desarrollando nuevos productos, nuevas tecnologías de producción, nuevos
sistemas de gestión.
Cada
empresa debe decidir con que variable quiere competir en el mercado, en que
quiere ser superior a la competencia. En base a esta decisión se deberán
articular las demás decisiones que se tomen en el área de producción, y que
constituirán la estrategia de producción de la empresa.
Se
debe tener en cuenta además, que las variables elegidas para conseguir la
ventaja competitiva van ligadas al ciclo de vida del producto, es decir, la
forma de competir dependerá de cual sea la fase en que se encuentre el producto
en su evolución. Así, mientras que en la fase de crecimiento son claves para
adquirir ventaja competitiva la calidad y el servicio, en la fase de declive es
clave el precio del producto.
Una
vez establecidas las variables con las que una empresa puede competir en el
mercado para conseguir que sus productos sean los preferidos por los
consumidores, todas las decisiones que se tomen en producción tal como ya hemos
dicho, deberán estar de acuerdo con ellas. Este conjunto de decisiones
constituye lo que se denomina estrategia de producción.
3. La
filosofía Just-in-Time (JIT)
En
un sistema Just-in-Time, el despilfarro se define como cualquier actividad que
no aporta valor añadido para el cliente. Es el uso de recursos por encima del
mínimo teórico necesario (mano de obra, equipos, tiempo, espacio, energía).
Pueden ser despilfarros el exceso de existencias, los plazos de preparación, la
inspección, el movimiento de materiales, las transacciones o los rechazos. En
esencia, cualquier recurso que no intervenga activamente en un proceso que
añada valor se encuentra en estado de despilfarros (muda en japonés).
El
método JIT no es simplemente otro proyecto más para eliminar despilfarros o
desperdicios. No es simplemente otro programa más para motivar al personal o
para reducir defectos. No es simplemente otro proyecto más de reducción de
existencias. No es simplemente otro método más para reducir los plazos de
producción, el espacio o los plazos de preparación. No es simplemente un
proyecto de producción o de compras. No es en absoluto un proyecto, sino un
proceso. No es una lista de cosas que hacer, sino un proceso que ayuda a
establecer un orden de prioridades en lo que se hace. La finalidad del método
JIT es mejorar la capacidad de una empresa para responder económicamente al
cambio. Así, a medida que se reduzca el grosos del oleoducto, el método JIT
señalará y dará prioridad a los estrechamientos que impidan el flujo y bloqueen
la capacidad de la compañía para responder al cambio rápida y económicamente.
Además, una vez que se hacen visibles todos y cada uno de los estrechamientos,
el método JIT fuerza a emprender acciones para eliminarlos, estimulando con
ello el uso del control de calidad total.
La
descripción convencional del JIT como un sistema para fabricar y suministrar
mercancías que se necesiten, cuando se necesiten y en las cantidades
exactamente necesitadas, solamente define el JIT intelectualmente. La gente que
en las áreas de trabajo, utilizando sus mentes y ganando experiencia, se
esfuerza en las mejoras, no define el JIT de ese modo. Para ellos el JIT
significa podar implacablemente las pérdidas. Cuando el JIT se interna en las
empresas, el despilfarro de las fábricas se elimina sistemáticamente. Para
hacer esto, las ideas tradicionales y fijas ya no son útiles.
El
sistema Just-in-Time tiene cuatro objetivos esenciales que son:
·
Atacar
los problemas fundamentales.
· Eliminar despilfarros.
· Buscar la simplicidad.
· Diseñar sistemas para identificar problemas.
· Eliminar despilfarros.
· Buscar la simplicidad.
· Diseñar sistemas para identificar problemas.
Atacar
los problemas fundamentales. Una manera de ver ello es a través de la analogía
del río de las existencias. El nivel del río representa las existencias y las
operaciones de la empresa se visualizan como un barco que navega por el mismo.
Cuando una empresa intenta bajar el nivel del río (o sea reducir el nivel de
sus existencias) descubre rocas, es decir, problemas. Hasta hace poco, cuando
estos problemas surgían en las empresas tradicionales, la respuesta era
aumentar las existencias para tapar el problema. Un ejemplo típico de problemas
sería el de una planta que tuviera una máquina poco fiable que suministrara
piezas a otra, más fiable, y la respuesta típica de la dirección tradicional
sería mantener un stock de seguridad grande entre las dos máquinas para
asegurar que a la segunda máquina no le faltara trabajo. En cambio, la
filosofía del JIT indica que cuando aparecen problemas debemos enfrentarnos a
ellos y resolverlos (las rocas deben eliminarse del lecho del río). El nivel de
las existencias puede reducirse entonces gradualmente hasta descubrir otro
problema; este problema también se resolvería, y así sucesivamente. En el caso
de la máquina poco fiable, la filosofía del JIT nos indicaría que había que
resolver el problema, y a fuera con un programa de mantenimiento preventivo que
mejorara la fiabilidad de la máquina o, si éste fallara, comprando una máquina
más fiable.
Eliminar
despilfarros. En este contexto significa eliminar todo aquello que no añada
valor al producto. Ejemplos de operaciones que añaden valor son los procesos
como cortar metal, soldar, insertar componentes electrónicos, etc. Ejemplos de
operaciones que no añaden valor son la inspección, el transporte, el
almacenaje, la preparación, entre otros.
Tomemos
el caso de la inspección y el control de calidad como ejemplos. El enfoque tradicional
es tener inspectores estratégicamente situados para examinar las piezas y, si
es necesario, interceptarlas. Esto conlleva ciertas desventajas, incluyendo el
tiempo que se tarda en inspeccionar las piezas y el hecho de que los
inspectores muchas veces descubren los fallos cuando ya se ha fabricado un lote
entero, con lo cual hay que reprocesar todo el lote o desecharlo, dos
soluciones sin lugar a dudas muy caras.
En
el enfoque Just-in-Time se orienta a eliminar la necesidad de una fase de
inspección independiente, poniendo el énfasis en dos imperativos:
Haciéndolo
bien a la primera. Dado que conseguir productos de alta calidad normalmente no
resulta más caro que fabricar productos de baja calidad, ¿por qué no
fabricarlos de alta calidad? Todo lo que se necesita es un esfuerzo concentrado
para depurar las tendencias que propician la aparición de defectos.
Conseguir
que el operario asuma la responsabilidad de controlar el proceso y llevar a
cabo las medidas correctoras que sean necesarias, proporcionándole unas pautas
que debe intentar alcanzar.
Si
comparamos el enfoque tradicional de la inspección y control de calidad con el
método JIT, podemos ver que el enfoque tradicional ha sido determinar unos
límites superiores e inferiores (tolerancias) y si las medidas caen fuera de
estos dos límites, el producto se desecha o se reproceso. En cambio, el enfoque
Just-in-Time es reducir la desviación de lo nominal ideal, no tolerando ninguna
desviación de lo nominal. Además, el JIT traspasa la responsabilidad de
detectar y corregir las desviaciones a los operarios que llevan a cabo los
procesos. Se espera de ellos que lo hagan bien a la primera y que impidan que
los productos se desvíen demasiado de lo nominal.
Eliminar
despilfarros implica mucho más que un solo esfuerzo de una vez por todas.
Requiere una lucha continua para aumentar gradualmente la eficiencia de la
organización y exige la colaboración de una gran parte de la plantilla de la
empresa. Si se quiere eliminar las pérdidas con eficacia, el programa debe
implicar una participación total de la mayor parte de los empleados. Ello
significa que hay que cambiar el enfoque tradicional de decirle a cada empleado
exactamente lo que debe hacer, y pasar a la filosofía JIT en la cual se pone un
especial énfasis en la necesidad de respetar a los trabajadores e incluir sus
aportaciones cuando se formulen planes y se hagan funcionar las instalaciones.
Sólo de esta forma podremos utilizar plenamente las experiencias y pericias de
los empleados.
En
busca de la simplicidad. Los enfoques de la gestión productiva de moda durante
la década de los setenta y principio de los ochenta se basaban en la premisa de
que la complejidad era inevitable. El JIT pone énfasis en la búsqueda de la
simplicidad, basándose en el principio de que enfoques simples conducirán hacia
una gestión más eficaz. El primer tramo del camino hacia la simplicidad cubre
dos zonas:
Un
enfoque simple respecto al flujo de material es eliminar las rutas complejas y
buscar líneas de flujo más directas, si es posible unidireccionales. La mayoría
de las plantas que fabrican a base de lotes están organizadas según lo que
podríamos denominar una disposición por procesos. Por tal motivo la mayor parte
de los artículos elaborados en esta fábrica seguirán una ruta tortuosa pasando,
por ejemplo, del corte de materias primas a los tornos, luego al mandrilado, a
la soldadura, al laminado, al tratamiento térmico, al rectificado y al taller
de pintura. Normalmente cada proceso implica una considerable cantidad de
tiempo de espera que se añade al tiempo que se invierte en el transporte de los
artículos (entre la confusión general de la actividad de la fábrica) de un
proceso a otro. Las consecuencias son bien conocidas: una gran cantidad de productos
en curso y plazos de fabricación largos. Los problemas que conlleva intentar
planificar y controlar una fábrica de este tipo son enormes, y los síntomas
típicos son que los artículos retrasados pasan a toda prisa por la fábrica
mientras otros, que ya no se necesitan inmediatamente a causa de la cancelación
de un pedido o un cambio en las previsiones, se paran y quedan estancados en la
fábrica. Estos síntomas tienen muy poco que ver con la eficacia de la gestión.
No importa lo bueno que un directos sea, tendrá problemas para controlar un
sistema de este tipo. También podemos intentar enfrentarnos con el problema,
por ejemplo, instalando un sistema de control por ordenador en la fábrica; si
la fábrica sigue siendo tremendamente compleja, los beneficios obtenidos serán
probablemente marginales.
La
filosofía de la simplicidad del Just-in-Time examina la fábrica compleja y
empieza partiendo de la base de que se puede conseguir muy poco colocando un
control complejo encima de una fábrica compleja. En vez de ello, el JIT pone
énfasis en la necesidad de simplificar la complejidad de la fábrica y adoptar
un sistema simple de controles.
¿Cómo
se consigue un flujo simple de material en la fábrica? Hay varias formas, la
mayoría se puede llevar a cabo simultáneamente. El método principal consiste en
agrupar los productos en familias, utilizando las ideas que hay detrás de la
tecnología de grupos y reorganizando los procesos de modo que cada familia de
productos se fabrique en una línea de flujo. De esta forma, los elementos de
cada familia de productos pueden pasar de un proceso a otro más fácilmente, ya
que los procesos están situados de forma adyacente, logrando así reducirse la
cantidad de productos en curso y el plazo de fabricación.
La
filosofía de simplicidad del JIT, además de aplicarse al flujo de artículos,
también se aplica al control de estas líneas de flujo. En vez de utilizar un
control complejo como en las líneas del MRP, el JIT pone más énfasis en un
control simple. Los sistemas MRP y OPT son sistemas que empujan en el sentido
de que planifican lo que hay que fabricar, que luego se empuja a través de la
fábrica. Se supone que los cuellos de botella y otros problemas se detectan de
antemano y se instalan unos complejos sistemas de control para informar de los
cambios para que puedan tomarse las medidas correctoras. En cambio, el enfoque
Just-in-Time que hace uso del sistema de arrastre Kanban, elimina el conjunto
complejo de flujos de datos, ya que es esencialmente, en su forma original, un
sistema manual. Cuando finalice el trabajo de la última operación, se envía una
señal a la operación anterior para comunicarle que debe fabricar más artículos;
cuando este proceso se queda sin trabajo, a su vez, envía la señal a su
predecesor, etc. De tal forma este proceso sigue retrocediendo toda la línea de
flujo, arrastrando el trabajo a través de la fábrica. Si no se saca trabajo de
la operación final no se envían señales a las operaciones precedentes y por
tanto no trabajan. Esta es la principal diferencia con respecto a los enfoques
anteriores de control de materiales. Si disminuye la demanda, el personal y la
maquinaria no producen artículos. Los defensores del JIT sugieren que realicen
otras tareas como limpiar la maquinaria, hacer ajustes y comprobar si requieren
mantenimiento, entre otras tareas. Con los enfoques tradicionales, la mayor
parte de los directivos son menos propensos a dejar que el personal y la
maquinaria permanezcan inactivos, programándose trabajo incluso aunque no se necesite
en un futuro próximo. Demasiadas veces no se necesita nunca porque el producto
se ha convertido en obsoleto y los productos acabados deben desecharse. De
hecho, el enfoque tradicional consideraba que la principal prioridad era
mantener a las máquinas y al personal en activo, incluso a costa de fabricar
artículos que sólo contribuirían a aumentar unas existencias ya infladas e
incrementar el porcentaje de desecho.
El
enfoque JIT, basándose en el uso de los sistema tipo arrastre, asegura que la
producción no exceda de las necesidades inmediatas, reduciendo así el producto
en curso y los niveles de existencias, al mismo tiempo que disminuye los plazos
de fabricación. Y el tiempo que de otra forma sería improductivo se invierte en
eliminar las fuentes de futuros problemas mediante un programa de mantenimiento
preventivo.
Las
principales ventajas que se pueden obtener del uso de los sistemas Just-in-Time
tipo arrastre/Kanban son las siguientes:
- · Reducción de la cantidad de productos en curso.
- · Reducción de los niveles de existencias.
- · Reducción de los plazos de fabricación.
- · Reducción gradual de la cantidad de productos en curso.
- · Identificación de las zonas que crean cuellos de botella.
- · Identificación de los problemas de calidad.
- · Gestión más simple.
El
hecho de que los sistemas de arrastre Kanban identifiquen los cuellos de
botella y otros problemas, en Occidente se consideró al principio como una
desventaja. ¿Para qué queremos identificar problemas? ¿Por qué no olvidarlos?
Bien, el objetivo del JIT es justamente resolver los problemas fundamentales y
esto sólo se puede conseguir si se identifican los problemas.
Establecer
sistemas para identificar problemas. El sistema de arrastre Kanban saca los
problemas a la luz, en tanto que el control estadístico de procesos (SPC) ayuda
a identificar la fuente del problema. Con el JIT, cualquier sistema que
identifique los problemas se considera beneficioso y cualquier sistema que los
enmascare, perjudicial. Los sistemas de arrastre Kanban identifican los problemas
y por tanto son beneficiosos. Los enfoques tradicionales tendían a ocultar los
problemas fundamentales y de esta forma retrasar o impedir la solución. Los
sistemas diseñados con la aplicación del JIT deben pensarse de manera que
accionen algún tipo de aviso cuando surja un problema. Si realmente queremos
aplicar el JIT en serio tenemos que hacer dos cosas:
- Establecer mecanismos para identificar los problemas.
- Estar dispuesto a aceptar una reducción de la eficiencia a corto plazo con el fin de obtener una ventaja a largo plazo.
Es
posible que muchos directivos consideren en un principio que el cuarto y último
aspecto de la filosofía JIT es una desventaja potencial. Sin embargo, la
experiencia muestra que si se crean estos sistemas y si se resuelven los problemas
se puede mejorar considerablemente el funcionamiento de la empresa.
Los
objetivos del Just-in-Time suelen resumirse en la denominada “Teoría de los
Cinco Ceros”, siendo estos:
1 1.Cero tiempo al mercado.
2. Cero defectos en los productos.
3. Cero pérdidas de tiempo.
4. Cero papel de trabajo.
5. Cero stock.
A los que suele agregarse un sexto “Cero”:
2. Cero defectos en los productos.
3. Cero pérdidas de tiempo.
4. Cero papel de trabajo.
5. Cero stock.
A los que suele agregarse un sexto “Cero”:
·
Cero
accidentes.
p Para saber mas del tema dirígete a los siguientes links:
http://www.degerencia.com/articulo/sistema_de_produccion_justo_a_tiempo_jit
http://es.slideshare.net/zlatan165/que-es-justo-a-tiempo
Algunos videos sobre el tema:
p Para saber mas del tema dirígete a los siguientes links:
http://www.degerencia.com/articulo/sistema_de_produccion_justo_a_tiempo_jit
http://es.slideshare.net/zlatan165/que-es-justo-a-tiempo
Algunos videos sobre el tema:
Este tema me ayudó para un trabajo la semana pasada del que me pude guiar y me fue bien gracias
ResponderEliminarBuenas noches soy estudiante de negocios internacionales ver este blog con este tema de logistica la creatividad y demás hace que uno se interese por el mismo me gustó mucho el blog
ResponderEliminarBuenas noches soy estudiante de Administración de empresas 9 no semestre este blog me parece muy completo me hubiera gustado haberlo visto antes de ver la materia muy buen blog
ResponderEliminarBuenas noches en mi opinión pienso que el blog se encuentra estructurado de una buena manera me gusta la forma en que complementan los temas con videos y presentaciones
ResponderEliminarme sirvió para identificar todo lo relacionado de just in time y el modelo Kanban gracias, pude entender mas afondo el inventario =0
ResponderEliminarEste tema de gusta mucho y lo desarrollaron muy bien, buen blogg y buen desarrollo de los temas
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